viernes, 31 de marzo de 2017

Inverno.

Esa sombra que se
asombra de su propia
mística sombra, ella
se contrae, se relame
contra esa pared
desnuda de luz cautiva.
Ella, juega al despiste,
en una rayuela infantil
de risas abatidas por la
 fricción de sus
opacidades.
Ella, impávida y
asombrada, busca su propia
mirada, retuerce su cabeza
y alarga su cándida mano,
prolonga su distancia en
su más íntima ausencia,
y consume después de
una profunda duermevela,
que ese sueño homérico
despierte en la más
lúgubre nada.