Pérfidas nubes inclusas
remontan intrusas
los solsticios de tu cuerpo.
Equinocios desquiciados
bajo la témpora del miedo,
cuchillos sesgados de filo
atraviesan tu pudor.
Roto y desquiciado, el olvido
asume su derrota,
bucólica melancolía
compañera de mil batallas
vaga obnubilada por los
campos del país de los cipreses.
Luché por ser tu amante rey
para convertirme en el bufón
de tus insomnios.