Cincuenta
años no son una
vida, son dos vidas completas,
la de
Claudio, la de Rosario,
la de
Rosario, la de Claudio,
una vida
compartida bajo los
solsticios
de dos boleros y
medio,
él escribió la letra,
ella
compuso la melodía, quizás
fuese al
revés, pero qué más da
quién
empezó el libro, quién
comenzó
el pentagrama, palabras
y
música, música y palabras,
letras
solfeando sobre la cresta
del día
a día, corcheando noche
tras
noche, completando meses,
rellenando
años, cumpliendo sueños
llorando
derrotas, compartiendo el
profundo
y enigmático valor del
verbo
compartir hasta llegar a
comprender
las palabras del poeta,
“ Cada
nuevo viaje comienza con
un
regreso “,
Regresemos………..