Mordiendo el anzuelo de la monotonía,
tragas sin respirar la desilusión continuada,
la misma que bosteza en un cansino sueño adormilada,
bajo la vaga y falsa disculpa de mi lejania.
Te arropas con la oscura sábana de la indiferencia
para querer tapar mi cuerpo extenuado,cansado
cubierto de las llagas de tu ausencia,triste herencia
que paseas por mi corazón exterminado.
Las camapanas de la ausencia no replican
por el amor deseado, eso no lo explican
en la dudosa doctrina humana,
siempre replican con sumisa desgana,
cuando la vida se entierra
en la ciudad sin nombre, olvidada.
lunes, 1 de febrero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario