miércoles, 26 de mayo de 2010

Sudario (75)

Inhóspitas palabras adornan tus deseos,
letras fraudulentas convertidas en reos,
contemplan los retales de tus mentiras
enmarcadas en ilusiones crucificadas.
El liénzo sobre el que acuñas tus engaños,
cuelga en la desheredada habitación de mis sueños,
pinceladas bosquejadas con los retazos
de una infancia y una juventud insultadas,
por la inquisidora mano culpable que nos domina.
Dueña absoluta de mi escasa resisténcia,
tu prepoténcia y enjúndia siempre camina
por los mares helados de mi conciéncia.
Retrocedo en el reloj vencido,humillado por el tiempo,
para intentar recordar el preciso momento
en que dejé de ser un condenado en libertad,
para convertirme en un hereje de tu complicidad.

9 comentarios:

  1. Hermosa la idea de convertirse en hereje de la complicidad de alguien...quiere decir que estamos dispuestos a todo por ella.

    Muy bello, como siempre

    ResponderEliminar
  2. Me encanta, pero..¿como se puede renunciar a todo para ser complice?
    Un beso

    ResponderEliminar
  3. hola, gracias por leer y comentar, querida cuarentañera, no hay más libertad que la de estar preso de alguien....buena tarde, besos

    ResponderEliminar
  4. La pérdida de fé es lo que tiene o quizá es el entender dónde está el camino real,ese que con el tiempo poco a poco,va teniendo más peregrinos y más herejes de esa complicidad.
    Felíz mañan.Besos.

    ResponderEliminar
  5. La fe no se pierde,es como la energia, sólo se trasforma,buen día, besos

    ResponderEliminar
  6. ¿Se transforma en qué?claro que se puede perder,de ahí que halla cosas que no se puedan recuperar y otras a las que no se desee volver.
    Besos.

    ResponderEliminar
  7. Veo que compartimos criterio y ciertos gustos; la esperanza, siempre. El resto es arte -y es breve, como decía el poeta- y tiempo. Saludos cordiales de Maverick, muy agradecido por tu comentario. "clubdedescontentos.blogspot.com"

    ResponderEliminar
  8. La mentira y el engaño son malos compañeros en esta vida y sobre todo cuando daña tanto a los que amamos, pero abramos nuestro sexto sentido y apartemos los que no valen nada...me ha encantado el poema, excelente, besitos...

    ResponderEliminar
  9. Nada más doloroso que la traición. El fin de un amor se supera y termina por comprenderse, el olvido llega; pero la traición infringe una herida que sangrará a mares y dejará una grande cicatriz. Claro que las cicatrices son también nuestros trofeos, la muestra de haber sobrevivido a una cruel batalla. Me gusta como a través de las palabras que utilizas, unidas todas por un referente común, se arma una Imagen de Fondo que es el título del poema: el rostro del crucificado en el sudario, el símbolo de la traición que lleva a la muerte.
    Estimado Don Vito agradezco su visita a La Cala.
    Cariños!

    ResponderEliminar