sábado, 28 de noviembre de 2009

Interdecir (113)

Porfiando en la guerra de tu distancia,
esa lejanía impecable,intratable,
en donde deshojo la margarita de la infancia,
pregunto y repregunto en mi memoria
convertida en cortina leve de histeria.
Se me muere el tiempo entre mis dedos
corazón desbocado a galope tendido
mi amor y deseo no han disminuido
inversión en nuestros mundos separados.
Angeles y demonios se resoplan en el cielo,
invocando a ese diós imperioso
que rezan por ese mensaje glorioso
donde mi pensamiento libre,no es injurioso,
ni moroso,
yo te quiero.

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