jueves, 26 de noviembre de 2009

Introducción (46)

Siesteando en la intimidad de tu deseo
redimo los engaños de antaño
me atraganto con tanto empeño
de dormir en el fulgor en el que no creo.
Uno,que es pobre de alma y espíritu
prefiere pasear por el mar in situ
que renegar de la mentira amiga
para seguir acrecentando esta intriga.
Prefiero morir tratando de convencer
que malvivir en una pasión envejecida.
Mejor aliñar con salsa la monotonía y creer
en un milagro sustentado en una espada homicida,
de esot Democles,ya sabía demasiado,
soy un trovador acomplejado a su lado.

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