No hay más infierno que tu mirada
inconfluencia capáz de dejar helada
desde el profundo bello cielo
hasta la mar traicionada por tanto hielo.
En la distancia de tus ojos,
se estrechan las fronteras
manipulando las interminables esperas
prohibiendo estos dulces sonrojos.
Sumergí la cabeza en estos mares,
implorando perdones por estos lares
buscando el último confín,
donde esconder mi pensamiento ruín.
Nunca he podido dejar de esperarte
nunca he podido dejar de amarte,
necesito esta conjunción para olvidarte.
sábado, 28 de noviembre de 2009
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