Cohabitando en la mirada de tus suéño
invocando a tu pueríl cuerpo,dueño
y señor de mi resistencia al roce
y deseo,besarte,devorarte en ese goce
prolongado,determinado,que ocupa mi instinto
creciendo a golpe de cadera,rituál distinto
mismo ansiado veredicto finál,
tu lengua se acopla a mi boca,como puñál
sediento de líbido y lujurioso deseo
razón abnegada al viento,ni veo ni creo
obnubilado el movimiento de tu complicidad
devora con gusto,relame mi ansiedad.
Suspiro profundo,testigo amante
de fiél compañero,tierno acompañante
en esta iniciada aventura valiente
y osada,convertido en flagrante adalid
de tu enfermedad,cabalgo sobre la vid
de la juventud,renaciendo en esta espiga
dorada,en la que has depositado mi vida.
lunes, 30 de noviembre de 2009
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