Sin encontrar penitencia a este pecado,
divago por los helados horizontes de tu pasado,
destierrro las frondosas nubes que impiden
ver más allá de tu rigor,no quiero que me den
más claridad en este tupido bosque salvaje,
en que se ha derretido mi ligero equipaje.
Vivo en pleno adulterio de tu palabra
reniego de la luz azulada,de la sombra
de tu mirada,opaca,traslucida,falsa
que arrincona mi alma,sufre la salsa
de mi vida,desmembrada en azul paleta
de pintor olvidado,sin maleta
donde dormir sus ilusiones profundas.
No hay pena,ni pecado más grande,seguro
que el propio linchamiento del cuerpo puro,
redimo en un futuro invariable,imposible
la carta salvadora que por mí hable.
Duelo contra mi mismo,
a primera sangre
soy un total cobarde
reniego hasta de mi propia madre.
lunes, 30 de noviembre de 2009
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