Campanas intermitentes adolentes,
braman la censura de sus gentes
avisos sesgados de vidas propias
aterriza el pasado de forma limpia.
No hay censura,no hay escalones
avisados de las dos orillas,no tienes
más solución que acudir a su llamada,
como la suave y aletargado voz de tu amada
que inquiere tu benevolente presencia
en las noches damnificadas,interferencia
de sentimientos contrapuestos,asustados
los llamados,ateridos,impugnados
todos los recursos,no hay preferencia
de nada os sirve nuestro poder,urgencias
por aferrarse a este lado,
vuestro sitio ya está ocupado.
Sangre y savia nueva,más brillante
acunada en sus fueros,lo más elegante
de su intransigencia,no valen oraciones
baratas,no creidas,vagas razones
para continuar en este mundo
que nos despide,con un despertar inmundo.
lunes, 30 de noviembre de 2009
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