Los sinuosos meandros de tu conciencia,
rebosan los senderos de tu inteligencia,
apaciguando en calma cansina,
el ardor guerrero que se avecina.
La tempestad ha sido delatada,
el diós Neptuno ha caido en la celada,
el tesoro íntimo de tu divinidad,
pasará a ser de mi única propiedad.
La paciencia convertida en virtúd,
el ocaso de la espera roza nuestra latitúd,
la razón navega entre dos mares,
de sonidos,caricias,deseos,haciendo impares
los sentidos de la indiferencia.
Hoy doy por finalizada tu indulgencia
mi presencia,se
acopla a tu ausencia.
domingo, 29 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario