Voces amanecen en mi despertar,
pasos lentos despejan el caminar
allanando sinuosamente mi pereza,
envolviendo mi amarga tristeza.
Gotas de alegría vacían el amanecer,
ventanas abiertas a la esperanza,
sol, en fase de presentación,
ilumina cada rincón de esta habtación.
El día se despereza de la tardanza
de esas blancas sábanas repletas de amor,
envolviendo tu sinuosa y suntuosa figura,
depejando toda mi dudosa amargura.
La tarde, aparece y nos recuerda,
que no hay deseo de amor imposible,
sino esperanza de vida factible....
dentro de ti...
jueves, 26 de noviembre de 2009
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